Un día la hija de Katniss estaba mirando los vestidos de su madre. Al llegar al fondo del armario, encontró un precioso vestido blanco del color de los ojos de cierto Sex Symbol al que aún se recordaba en Panem. Tenía detalles blancos, que parecían hechos a mano, dibujos de pájaros, y le pareció ver un pequeño papelito de color negro sobresaliendo de una de las cortas mangas.
Cuando su madre volvió a casa, encontró a su hija admirando el hermoso vestido, que había planchado y puesto encima de la cama. La niña levantó la mirada al oírla llegar, y con cara sonriente le preguntó:
-Mamá, ¿cuando sea mayor puedo ponérmelo? Es el mas bonito que he visto nunca. Parece lo haya dibujado papá.
Katniss inmediatamente supo de quién era, pues solo una persona en el mundo era capaz de hacer un vestido tan bello y a la vez tan sorprendente y simple. Mientras sonreía a su hija, Katniss leyó con una sonrisa triste y las lágrimas asomándose en sus ojos la nota que había encontrado la niña escondida en una de las mangas. Era un pequeño papel con los bordes algo quemados, como si hubiera habido algún fuego:
-Siempre aposté por ti, chica en llamas.
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